miércoles, 16 de septiembre de 2009

Una pequeña máquina

Tengo el sueño de curar espíritus, pero todo parece inútil cuando se trabaja desde el exterior. Sería mejor hacerlo a través de una pequeña máquina que trabajara incansablemente desde el interior de las personas.
Si el dolor se manifestara a través de alguna especie de materia, esta máquina trabajaría recogiendo trozos de la misma y sustituyéndola por una equitativa cantidad de materia que fuera manifestación de la felicidad.
Sólo con un super microscopio podría observarse el arduo e interminable trabajo con claridad. Con algún amplificador visual de menor potencia tal vez se alcanzaría a ver algo así como cuadros negros del tamaño de un pixel que se van volviendo blancos.
Por fuera sólo veríamos una lágrima transformarse en sonrisa, una expresión de desconsuelo convertirse en una de felicidad, otra de miedo volverse una de confianza en el presente y el futuro.
Sería mucho más común escuchar frases como: "Todo ha sido hermoso y no me arrepiento aunque me ha dolido el final" o "Disfruté todos los años que lo(a) tuve conmigo y ahora sé que ha vuelto a casa, donde algún día nos volveremos a reunir, cuando también yo parta".
Pero esto no es posible, no hay tal máquina ni soy yo el operador de la misma. El único aliado es el tiempo, pero en momentos de crisis emocionales generalmente se le percibe eterno en su transcurso. Aparte yo creo que el tiempo no sólo no cura todo, sino que no cura y ya. Somos nosotros los que "sanamos" a través de un proceso de comprensión y adaptación a una realidad que no nos satisface, pero que se vuelve nuestro sendero y como tal tenemos que aceptar.
No hay máquina sólo un par de oídos para recibir las palabras, un par de ojos para percibir lo que las palabras no pueden expresar, un par de hemisferios cerebrales para tratar de ordenar la información recibida a través de los instrumentos mencionados y para tratar de encontrar un significado, así como para sintonizar las emociones y comprender... comprender que no sé lo que sientes... comprender que tú no entiendes nada de lo que pasa... comprender que todo lo que puedo hacer es estar... comprender que no esperas de mí nada más... comprender que un día estaré en tu lugar...

4 comentarios:

  1. Además de los oídos y los ojos, tenemos el tacto, para sentir un apretón de manos o un abrazo (o beso), y el gusto para saborear un helado o un buen taco que nos alegre la barriga, y por ende el corazón, y el olfato para oler un pastel recién horneado, o el olor de nuestra propia casa y sentirnos cómodos.

    Ni puedes curar a todos, ni tienes que hacerlo. Además, cómo sabrías qué es lo mejor para cada uno?

    No puedes diseñar esa maquinita, pero no importa. Puedes ayudar, caso por caso, a recoger un poquito de esa materia triste, y reemplazarla con un poquito de materia alegre. Y dejar que el resto de la tristeza se vaya, a su tiempo, y que el resto de la alegría llegue, a su tiempo.

    Bueno, es lo que pienso. Un abrazo,
    Gabo

    ResponderEliminar
  2. Estimado autor,
    Un buscador me trajo a este blog pero la idea de una máquina que pudiera reparar espíritus me pareció atractiva, así que me he tomado la libertad de comentar al respecto.
    Muchas veces las experiencias vividas nos llevan a querer solucionar lo que más nos duele. Lamentablemente no puede ser a través de una máquina si todo fuera así, entonces las cosas podrían ser tan fáciles que estarían al alcance de cualquiera.
    El dolor a pesar de ser algo intangible y abstracto se materializa en una lágrima, en una sonrisa nerviosa o simplemente en la sensación extraña en el cuerpo que te lo hace saber.
    Las lágrimas se vuelven en sonrisas cuando ha sanado el corazón y el alma, y frases como la que mencionas pueden ser pronunciadas cuando se ha perdonado desde lo más profundo del ser incluso a uno mismo ( en el caso de que el dolor haya sido causado por la persona misma).
    Todos somos esos operadores de esa máquina llamada alma y se comunica a través del corazón. Ciertamente las crisis emocionales son eternas y complicadas, también es muy cierto que el tiempo no cura todo pero si ayuda a reflexionar sobre lo que ha pasado. En muchas ocasiones solo así se aprende, se madura, y se valora, las crisis emocionales son las que nos hacen crecer como personas, las que nos fortalecen. Aquel que se adapta a la realidad que no le satisface es porque no tuvo el valor de afrontarse a sí mismo, de afrontar esa realidad para tratar de cambiarla, en algún momento tuvimos la oportunidad de tomar una decisión el no tomarla o no nos vuelve responsables de nuestro camino.
    20.09.09

    ResponderEliminar
  3. @ Gabo: gracias primo. Es cierto, no podemos saber qué es lo mejor para cada quién. Y creo que en todos los procesos cada persona va encontrando lo que necesita, precisamente a través de su dolor. Y uno como expectador tiene que ir poco a poco y ayudar con las herramientas que tenemos, tienes mucha razón en mencionar las que yo no enuncié.

    @ Anónimo: coincido con muchas ideas, y de hecho esto también va para Gabo, sé que los procesos son los que ayudan a crecer y que es necesario el sufrimiento para el desarrollo, es simplemente que no me gusta ver sufrir a la gente que quiero. Por otra parte aunque entiendo el comentario de que si te adaptas a la realidad que no te satisface en lugar de tratar de cambiarla puedes parecer conformista, hay que recordar que hay escenarios y problemas para los que no existe solución alguna, sino sólo la aceptación y la adaptación, por ejemplo: la muerte de un ser querido.

    Gracias por comentar, siempre es agradable.

    ResponderEliminar
  4. Entiendo los casos que inspiraron el tema, sinceramente me hiciste llorar por encontrarme reflejada en uno de ellos; yo quisiera una maquinita y como no existe nosotros somos los que tenemos que recoger esos pedazos y esas lagrimas transformarlas en sonrisas en cuanto encontremos la fortaleza, no pierdo la esperanza aunque a veces parece que así es. Indudablemente amigos como tu dan fuerza a ese espiritu que quisieras curar. Gracias M.C.

    ResponderEliminar